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Palermo está de celebración. Desde 1973 hemos impreso millones de páginas; lo hemos hecho, y lo seguimos haciendo, poniendo en cada proyecto nuestros cinco sentidos.

Escuchamos la voz del texto, el susurro, a veces el grito de las imágenes; escuchamos a quienes crean y a quienes difunden. Cultivamos el gusto necesario para valorar y discernir lo bien hecho. Aguzamos la vista para identificar en todo momento qué es lo que conviene a cada proyecto. Tenemos olfato para descubrir innovaciones y adaptar nuestro devenir empresarial a los nuevos retos tecnológicos y sociales. Nos conducimos con tacto: acierto, delicadeza y discreción son nuestras señas de identidad.

Por todo esto, cincuenta años después de poner las máquinas en marcha por primera vez, imprimir sigue teniendo sentido.